Los cuatro de la puerta
(que “ha” tiempo fue zaguàn)
pensaban qué decir,
y no en el “¿qué dirán?”
El tiempo se llevó
lo mismo que los trajo,
(el viento los distrajo
y luego los soltò).
La risa tuvo agarras,
(se les pegò en los labios),
bajando en letras llanas,
esdrújulas y agudas.
La suerte fue suertuda,
por eso trajo rima,
aunque algo distraída
(como lo somos todos).
Gocè hasta por los codos
(que tuercen los dos brazos).
Les dejo mis abrazos
y màs, de todos modos.
Nicolás Aldo Parente
Baires, 25 de octubre 2010.
En casa.
4 commenti:
Las cuatro de la puerta,
las cinco del zaguán,
las seis de estar alerta,
las siete ya vendrán.
Será por eso que los relojes van en las muñecas??, para medir el tiempo de los juegos.
Piden pan, no le dan,\
los abrazos llegarán.
Ja ja, Carlitos! Hoy se em dio por escribir alguito, nada pesado ni medido, algo así, como que salga y listo. De a poco vamos recuperando historias, a la vez que nacen otras.
Gracias por despertarme al blog otra vez.
las siete vinieron hace un ratito, pero ya se fueron a jugar a otra parte...
De nada, Nick, despertarse es fácil, lo complicado es durar despierto todo el día. Por eso, tranqui, y a escribir cuando el corazón disponga.
Gracias por visitar mi blog.
No ando muy bien de tiempo últimamente, de ahí mi tardanza en devolverte el honor, pero aquí estoy, para disfrutar de esos cuatro de la puerta: el tiempo, la risa, la suerte y el goce.
Saludos
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